Esa imagen que todos tenemos en la cabeza no es sinónimo de perfección sino de photoshop. La mujer naturalmente perfecta no existe. La televisión -sorpresa- nos miente. La sociedad -sorpresa- nos impone un canon imposible. Y no sólo imposible, sino peligroso.
El consejo está equivocado de destinatario no debemos decir a las personas "cuídate" o "adelgaza". Tenemos que decirle a la sociedad: deja de intentar avergozarnos por nuestro cuerpo. |
Cuando te dicen "las mujeres estarían más guapas al natural", "a mí lo que me gusta es una chica natural, sin maquillaje ni operaciones", en realidad te están diciendo "yo quiero a la mujer naturalmente perfecta: quiero que no se ponga maquillaje porque ya tenga la piel lisa, que no le haga falta rimel porque tenga unas pestañas largas y negras, que no se opere los pechos porque los suyos desafíen a la gravedad siendo grandes y firmes".
Por eso, lo más jodido de su canon de belleza no es que nos pasemos la vida suspirando por ser alguien que no somos, no es sólo que nos sintamos inferiores por haber nacido de determinada manera. Es que resulta que esforzarse por llegar a ello no vale.
Era de esperar. Somos feas si no nos maquillamos y somos superficiales si lo hacemos. ¿No entras en los cánones? Fea. ¿Entras en los cánones después de haberte esforzado, gastado dinero y tiempo? Superficial, falsa, mentirosa.
Se van a encargar de decirte que los pechos pequeños no valen y se van a encargar, si te operas, en decirte que los pechos operados no cuentan. Que la que come mucho y no engorda es genial, estupenda y envidiable pero, si te pones a dieta y te esfuerzas en intentar llegar al canon, estás obsesionada. Se van a encargar de hacerte creer que no sólo eres criticada por no cumplir los cánones de belleza sino que también vas a serlo por intentar cumplirlos.
Claro, ojalá vivamos un mundo futuro donde las niñas nazcan con un cuerpo que jamás consideren castigo, sino compañero. Ojalá las niñas con pecho pequeño no escuchen de la televisión que es un defecto y no una mera característica física. Mientras tanto, intentemos amar nuestros cuerpos, respetemos a las que se quieren tal y como son y, también, a las que necesitan un cambio para quererse dentro de una sociedad que, prácticamente, las obliga aunque las rechace después.
El sistema nos crea un rechazo a unas supuestas imperfecciones (estas sí, naturales pero de las que no valen) y, a la vez, que aunque consigamos eliminarlas, no va a valer de nada porque no nacimos así. Quieren que nos hinchemos a hamburguesas pero que estemos delgadas, que no usemos cremas o cosméticos pero que parezcamos recién salidas de anunciar algún producto de Nivea (sin echarnos ni una pizca, recordad). Quieren castigarnos por haber nacido sin cumplir el canon, quieren castigarnos por crecer, desarrollarnos, por algo que no hemos elegido. Quieren avergonzarnos por ser naturales y, a la vez, por querer ser perfectas según sus cánones. Y nos olvidamos de que ya somos la mujer naturalmente perfecta, la de verdad, que es todas y cada una de nosotras. Porque existimos y eso es prueba suficiente de nuestra naturalidad, porque nos merecemos querernos y eso es prueba suficiente de nuestra perfección. Dejemos de sobrevivir encerradas en un cuerpo y aprendamos a vivir con él, porque es nuestro, porque somos nosotras: y no habrá nada mejor que eso.
«Y le dije a mi cuerpo "quiero ser tu amiga". Exhaló un hondo suspiro. Y contestó "he estado esperando toda mi vida para esto"», Nayyirah Waheed
Me ha encantado tu artículo. Ya sabes que soy la fan número 1 de todo lo que escribes, pero en concreto en esta entrada me parece que has conseguido diseccionar a la perfección la exigencia patriarcal: ser perfectas pero por naturaleza, sin habernos esforzado para conseguirlo. Yo no lo habría explicado mejor.
ReplyDeleteMe gusta también mucho cómo cuelas la idea de que no es menos una mujer que "cede" al canon de belleza; es tan válida Danielle, que se opera, como Debora que adora sus pechos pequeños.
Muchas gracias por este articulazo. Necesitamos más verdades como estas dichas así, con una pluma sublime, sin miedo a la verdad, y con el mensaje que transmites al final: que todas somos ya naturalmente perfectas. Porque somos mujeres. Porque existimos. Y espero que para todas llegue el día en que, como Nayyirah, volvamos a hacernos amigas de nuestros cuerpos.
Tu bff (best feminist friend)