Friday, November 13, 2015

El maltrato invisible I

Él era un chico muy normal. Con su carrera o no, su trabajo o no. Sus amigos e incluso sus amigas. Sus aficiones, sueños y ambiciones.

¿Y por qué no iba a serlo?

También son muchas las personas que consideran normal todo lo que ocurre antes de la sorpresa.

Si él sólo le levantaba la mano, pero nunca le dio. Al menos delante de mí. Él no era machista, es sólo que era muy tradicional. Él se ponía celoso, pero eso es porque la quería y tenía miedo de perderla. Él controlaba sus amistades pero era por su bien. No me vayas a decir ahora que decirle a alguien que sólo pase tiempo contigo es violencia de género. Es imposible que fuera violencia de género porque él la quería mucho. Él lo haría todo por ella: moriría por ella, mataría por ella. Le resultaría imposible una vida sin ella. Fíjate si la quiere que una vez ella cortó la relación y él lucho por ella hasta que la reconquistó: la esperaba en la puerta de su casa, en la puerta de su colegio. Con flores, más mono él. Tenían discusiones fuertes, según contaba ella, pero es que quien se pelea se desea. Además, es que él era muy pasional. Luego se arrepentía y siempre le pedía perdón de la forma más bonita. Era un romántico.

Así de normal nos parece el maltrato, que incluso no sabemos percibirlo hasta que no vemos hostias. Y ojalá todo empezara con una, así nos resultaría de lo más fácil mandar a la mierda a nuestro maltratador y salir echando leches. Pero el maltrato invisible -o invisibilizado- es el que nos hace aceptar lo de después. Y el maltrato invisible -el emocional- por sí sólo ya acarrea graves consecuencias al desarrollo de una persona después de haberlo sufrido.

Y pasa desapercibido por las formas de comunicación, es difícil detectarlo y mucho más para la persona que lo está sufriendo. Un maltratador no te prohíbe hacer algo porque tú ya sabes que nadie te obliga a nada -eso sí nos han enseñado que es maltrato- pero hay muchas formas de obligar. Un maltratador no te dirá que no salgas más con tus amigos, te dirá que le hace daño verte con otros, se pondrá a llorar y usará cualquier tipo de chantaje para que te sepa mal volver a hacerle daño. Te culpará a ti, indirectamente, del daño que le causan los celos, y toda solución recaerá en ti. Y ahí te quedas tú, eligiendo si hacer daño a la persona que quieres o no -al menos así se ha encargado él de hacértelo ver.

Un maltratador no te va a hacer sentir mal por tu físico de forma directa. Usará el silencio cuando lleves algo que no le gusta y burlas sobre tus complejos para que seas consciente de ellos. Y luego te va a decir que para él eres perfecta. Toda tu autoestima se hundirá en la miseria, si no lo está ya por los cánones de belleza, y él te recordará una y otra vez que para él sí que eres guapa. Sentirás que sólo él es capaz de ver tu belleza y que es toda una suerte que le hayas encontrado.

Te sentirás infravalorada en gustos, valores y aficiones. Porque lo que tú haces no cuenta, lo que tú tengas que decir no es demasiado importante y seguramente tu opinión no sea bien recibida. Pero eso no te lo va a decir pegándote, eso te lo va a transmitir con silencios, con sarcasmos, imitaciones o con miradas. Una simple mirada le bastará para hacerte saber que lo que has dicho le ha enfadado, y te callarás. Y sin darte cuenta, está anulando tu personalidad por completo. Tendrás miedo de qué decir por si hiere o enfada a tu pareja. Si tienes que elegir entre decir algo que le molestará o no decirlo para estar bien, vas a evitar los problemas a toda costa. Y parecerá tu decisión pero es él quien se ha ido encargando de que no digas nada que le moleste utilizando su ira o sus silencios para conseguirlo.

Pero esto no queda aquí. El maltrato va un paso más allá y el súmmum del maltato invisible es el arrepentimiento. La montaña rusa del maltrato es que, en ocasiones estés rodeada de drama y el dolor más absoluto y, en cambio, en ocasiones te sientas como si vivieras un sueño. Claro, ¿cómo le vas a dejar si se arrepiente, te ha pedido perdón e incluso ha llorado, el pooobre? Ya se va a encargar le presión social -amigas, vecinas, familiares- de decirte que él es adorable, míralo, si te trajo flores. Si él dice que va a cambiar, que es la última vez, que controlará sus prontos. Y de repente estás en el paraíso: regalos, mimos, paseos, una invitación al cine, a cenar y... ya está, vuelve otra vez el infierno. Pero luego te pide perdón y se arrepiente y...

Te va a decir que eso él no lo ha hecho por nadie ni lo haría. Que es por ti porque eres única. Y a las personas nos encanta sentirnos únicas, ¿eh? Te va a hacer sentir la persona más especial del mundo y te dirá que son sólo prontos, que no pasa nada. Y llegará el día en el que él será lo único que te haga feliz, bien porque ya casi no sales con otras personas, bien porque él se habrá encargado de hacer que dependas de él, que te enamores hasta tal punto que tú tampoco imagines una vida sin él. Lo pasarás tan mal cuando discutáis que, cuando lo arregléis, te sentirás en el cielo. Y entonces, cuando ya le quieres, cuando ya sientes como si sólo le tuvieras a él en la vida, cuando te hace creer que sólo él te comprenda, que nadie te querrá como él, entonces es cuando justificas todas sus acciones sin darte cuenta. 

Y la razón de esto es porque el amor que nos venden los medios de comunicación, el cine, la música... está rodeado de la toxicidad que consideramos amor normal. Nos enseña dependencia (no puedo vivir sin ti), nos enseña que las relaciones valen la pena aunque te pases el día discutiendo (El diario de Noah) y hasta el si tiene celos es que me quiere (que lo podemos encontrar hasta en una frase que diría tu vecina). No nos damos cuenta de lo peligrosa que es nuestra manera de ver el amor hasta que ocurren asesinatos machistas y en algunos periódicos se les llama crímenes pasionales. Cuando cada canción que escuchamos están repletas de moriría por ti (chantaje emocional utilizado por muchos maltratadores: si me dejas me mato) y luego nos sorprendemos al observar que el último mensaje que dejaron los agresores a sus víctimas eran de amor y no de amenazas. Es el amor tóxico el que necesita ser analizado y reestructurado, porque todavía hay gente que los mensajes anteriores los considera tiernos y no dependientes, tóxicos y controladores. Y es que el maltrato se lleva a cabo por personas normales, por tus vecinos, amigos o conocidos. Con sus aficiones y sus trabajos. Y no hay un perfil de maltratador porque maltratador es el que ha asumido el amor tóxico que nos vende la sociedad y lo usa a su favor.

Wednesday, November 4, 2015

La bifobia está de moda

¿Cómo te sentirías si te dijera que no existes?
La bisexualidad está de moda, amigas. Y la bifobia (rechazo o discriminación a las personas bisexuales), también. O más todavía. La diferencia es que una se trata de una orientación sexual y, la otra, una forma de invisibilización y de violencia. La bisexualidad está de moda porque ahora hay dos personas de tu grupo que se han declarado abiertamente bisexuales, pero la heterosexualidad no está de moda cuando los ocho o nueve restantes se lo consideran. Estamos tan acostumbrados a la heteronormatividad que cualquier situación que nos descoloque los esquemas (y más si es en masa) parece que nos molesta. Igual no es que esté de moda, sino que comenzamos a atrevernos a decirlo en alto (creyendo que no nos iban a juzgar). No sólo sufrimos la violencia heteronormativa con situaciones como la mayor propensión a sufrir trastornos mentales al ser mujeres y bisexuales, sino que debemos asumir de personas que no se definirían como homófobas (ni se pasan por la cabeza que exista la bifobia) ciertos estereotipos que fomentan el desconocimiento a esta orientación sexual y el inconsciente rechazo:

Sí, soy bisexual.
Sí, estoy saliendo con alguien
No, eso no significa que ahora soy gay o heterosexual.
#1: Las personas bisexuales sólo estamos pasando por fase hasta que elijamos qué somos. Porque una persona que tiene una atracción sexual sólo hacia un género ha decidido que mejor tener una hija lesbiana que bisexual porque así tiene las cosas claras. Las mujeres bisexuales sólo lo somos para calentar a los hombres y los hombres bisexuales sólo son gays en el armario: sí, lo habéis adivinado, esto va sobre hombres. Esta teoría sostiene que si estamos indecisas, acabaremos decidiéndonos por hombres sea como sea. Porque ¿cómo iba a haber algo que no estuviera relacionado con su polla, amigas?

#2: Las personas bisexuales prefieren un género a otro. Quizás, ¿y? No, no, en serio, ¿y? Bueno, aquí me quedo esperando vuestra respuesta.

#3: A las personas bisexuales les gusta mucho el sexo. Bueno, aquí no me voy a defender, porque creéis que estáis insultando. Aquí sólo os daría la enhorabuena por saber qué hacemos todos y cada uno de los bisexuales, que ni yo lo sé (y ya va siendo hora). Pero diré que a las personas bisexuales nos gusta el sexo exactamente igual que a los heterosexuales: a veces sí, a veces no, a algunos sí, a algunos no. Algunos bisexuales follan con mucha gente, algunos bisexuales sólo follarán con una persona en toda su vida: y ambos son igual de válidos.

#4: Si estás con un hombre, ya no eres bisexual. Ya, ya, y si estás soltero dejas de ser heterosexual, ¿no? Poco más que añadir, ¡next!

Sí, soy bisexual.
No, no soy medio gay medio heterosexual.
#5: Si no te has liado nunca con una chica, ¿cómo sabes que eres bisexual? De la misma manera que tú llegaste virgen, hetero y pajero a los dieciocho. Y te creímos. Es más, te preguntamos a los cinco años si ya te habías echado novieta en el cole, porque ya asumíamos que eras heterosexual incluso antes de que te hubieras dado cuenta de que tenías compañeras en clase.

#6: Aquí ni título: no, no quiero un trío. Y si quisiera un trío, no sería porque soy bisexual, sino porque quiero un trío independientemente de mi sexualidad.

#7: Tienes más posibilidades de engañar a tu pareja por ser bisexual. Las personas infieles son las que ponen los cuernos, no las personas bisexuales. Igual que a ti por ser hombre heterosexual no te gustan todas y cada una de las mujeres del mundo, a mí por ser bisexual no me gusta cada ser humano de la Tierra.

Veréis, la bisexualidad existe. A veces me sorprende cómo tengo que decir todavía este tipo de cosas, pero así es. No debería ser menos válida para una chica si he salido con un chico antes y no debería ser menos válida para un chico si he salido con una chica antes y si crees que lo soy, es bifobia. Utilizo esta palabra porque no sólo sufrimos homofobia al salir con personas de nuestro mismo género, sino que, además, sufrimos la invisibilidad por parte de nuestro entorno y, en ocasiones, por parte del colectivo LGTB+ o GSD.


No sólo aceptamos todo aquello que viviremos sólo por ser mujeres, sino que encima aumentarán al ser bisexuales. Las mujeres bisexuales seremos utilizadas como fetiche sexual de un hombre, sin tomar en serio nuestra sexualidad. Y ser mujer y encima bisexual significa que tenemos que oír como cada vez que lo decimos, nos piden un trío o nos sexualizan hasta el extremo de insistirnos a besarnos con otras mujeres para su agrado.

Así es, la bisexualidad no es una fase pero la bifobia tampoco. Es una discriminación y hay que tomarla como tal. Y la bifobia no sólo está en violencia física o verbal, sino también en detallitos como la hipersexualización, la invisibilización masiva de toda una orientación sexual, el uso de tópicos para la invalidación de la misma, etcétera.

Ser bisexual no significa estar confundida, ser promiscua o preferir un género a otro, pero si es así no eres menos válida. Ser bisexual sólo significa que te gustan los hombres y las mujeres, nada más. Todo lo demás define vuestra personalidad, no vuestra sexualidad. Y ningún rasgo de tu personalidad invalidará tu sexualidad.