Saturday, March 26, 2016

Ojalá fuera libre de decidir

Cuando una persona que ha sido educada desde su infancia para normalizar ciertos aspectos del mundo en el que vive, acaba adquiriéndolos como propios y sintiendo que no puede haber otra manera. No hace falta irse a un ejemplo muy lejano, simplemente hay que ver el tipo de religión que profesamos –de forma general o usual- es directamente la mayoritaria de nuestro país o zona de residencia o, por otra parte, el tipo de ropa que llevamos dependiendo de la cultura en la que hemos crecido.

Por lo tanto, no es difícil asumir que, además del tipo de ropa que elegimos ponernos, el resto de elecciones o decisiones en nuestra vida diaria traerán la misma suerte.

Uno de los mayores problemas teóricos en los que caemos en el feminismo es atribuir razones sociales al machismo en la sociedad pero no asumimos de la misma manera que nuestros comportamientos también van a ser influenciados por este mismo sistema.

Pero no sólo debemos pararnos a analizar la superficie que este sistema nos ha propiciado en nuestra vida: los insultos y la humillación que llevamos a cabo a una compañera por su vida sexual, las críticas a las acciones de la víctima de violación en lugar de al violador, el rechazo a lo típicamente femenino por creerlo inferior… el problema de la socialización va mucho más allá incluso de lo visible con las gafas violeta.

Barbara Kruger
Las ultravioleta, las que van más allá de lo visible, las que nos hacen analizar el porqué de nuestras decisiones, son las más difíciles de ponerse porque no sólo obliga a una crítica de la sociedad en la que vivimos sino a una crítica individual, sabiendo que es el individuo el que crea la sociedad y la sociedad el que crea al individuo. Si obramos exactamente de la misma manera que el sistema espera de nosotras, ¿no deberíamos analizar el por qué, si es coincidencia o consecuencia?

Así pues, ¿hay que respetar todas las decisiones de una mujer porque puede decidir libremente? Bueno. Hay que respetar todas las decisiones de una mujer porque una de nuestras bases es la sororidad y el apoyo entre compañeras, sea la que sea su decisión y siempre y cuando no sea una decisión que perjudique haciendo favor de su posición de privilegio (blanca, occidental, neurotípica…)

La cuestión debería ser ¿somos libres al decidir? ¿Hasta qué punto la libertad es un estado tan fácilmente alcanzable en nuestra sociedad? Como decía en un principio, incluso hechos tan normalizados como la ropa que elegimos son definidos por nuestra cultura. ¿Es el argumento de ‘libre decisión’ realista o está sujeto a la misma propaganda del sistema para hacernos creer que nada es culpa de la sociedad sino de individuos como excepciones?

De la misma manera que no alegamos libre decisión a una mujer maltratada que está siendo manipulada por su compañero, no podemos alegar libre decisión en personas que están siendo manipuladas por el sistema.

Así, el hecho principal por el que es un argumento falso y poco analítico es que si realmente fuéramos libres de decidir, no habría más trabajo. Ya está. La lucha estaría conseguida si viviéramos en una sociedad en las que las mujeres somos libres. Lo triste es leer ese argumento como si alguna de nosotras lo creyera y no como un deseo compartido.

Friday, January 29, 2016

No necesito ser guapa

"¿Voy guapa?" le digo a mi madre a los 18, al probarme un vestido nuevo.

"¿Te parezco guapa?" le pregunto a mi primer novio, a los 14 años.

"¿Soy guapa?" me pregunta mi prima de sólo 8 años, "¿quién es la más guapa de las primas?"

"GUAPA" me grita un desconocido por la calle. Porque cree que es el mayor halago que me puede decir. Porque la sociedad nos enseña que lo mejor que podemos recibir de alguien es una alabanza por nuestra belleza.

Nos pasamos entre grupos de WhatsApp fotos de gente "fea". Para sentirnos guapas, todas -casualmente- queremos adelgazar. Se nos aconseja taparnos las ojeras, conseguir cremas antiestrías y antiacné, quitarnos el bigote y el entrecejo. Millones de mujeres se operan para conseguir pecho y culo o para quitarse tripa o papada. Las asiáticas sueñan con tener los ojos más grandes, nosotras con tener los labios más carnosos. "Has adelgazado" es un halago y "has engordado" encubre el consejo de adelgazar. Y aún osamos decir que la belleza es algo subjetivo.

La sociedad te lo deja bien claro: la belleza es un constructo social y lo que se considera bello o no bello, también. Una persona que crece en una sociedad que ensalza ciertas características y rechaza otras, aprende una idea de belleza y la interioriza de una manera tan natural que cree que su concepto de belleza es subjetivo, a pesar de coincidir al menos al 80% a lo que la sociedad nos vende de ella.

Nos enfrentamos a la situación de sentir envidia toda nuestra vida por la chica más guapa de la clase mientras ella sentía envidia por la chica más guapa del instituto. Porque nunca es suficiente y, a pesar de intentarlo o incluso de conseguir nuestras metas, siempre necesitaremos más. Nunca nos veremos lo suficientemente guapas, incluso la famosa por la que cambiaríamos nuestro cuerpo sin pensarlo tiene inseguridades y complejos.

"No tienes que ser guapa. No le debes belleza a nadie.
No le debes belleza a tu novio/esposo/compañero,
tampoco a tus compañeros de trabajo y, especialmente,
tampoco a un hombre extraño por la calle. No le debes
belleza a tu madre, a tus hijos ni a la civilización, en general.
La belleza no es un alquiler que debemos pagar por ocupar
un espacio femenino"
Pero le damos la vuelta y, de nuevo, erróneamente. Decimos que no hace falta estar delgada para ser guapa pero nos olvidamos de decir que no hace falta ser guapa. Ahora las chicas que no cumplen los cánones de belleza sabrán verse guapas y, aunque es un gran avance, todavía no hemos aprendido que necesitamos ser guapas.

No vemos el cuerpo como algo biológico sino como algo estético. Como un adorno o como un cachivache feo (y, por lo tanto, inservible). Observamos el cuerpo de una persona y sentimos que tenemos que atribuir la belleza o no en él, en lugar de verlo como un algo puramente biológico. Así pues, siempre que veamos un cuerpo como bello y por la dicotomía social, pensaremos que lo contrario es feo. A pesar de que los cánones que atribuyamos al cuerpo sean individuales y no colectivos.

Es decir, si de pequeña me dicen que para ser guapa tengo que ser delgada, adelgazaré sana o insanamente pero si de mayor me dicen que el canon cambia y lo que necesito es tener curvas, me operaré. Siempre que haya un canon de belleza habrá una jerarquía entre bellas y no bellas, aplique el canon un grupo reducido de personas o toda la población.

Por lo tanto, no es tanto llamar a todas las niñas guapas sean como sean sino ensalzar otras de sus características por las que sí se hayan esforzado: eres muy trabajadora, te has comportado muy bien con esta u otra persona, etcétera. Lo indispensable para una sociedad sin niñas inseguras no es decirles que pueden ser guapas sin seguir los cánones de belleza, sino decirles que no necesitan ser bellas ya que su cuerpo se ha hecho para mantenerlas con vida, no para ser un adorno social.